Los precios no paran de bajar en el supermercado.. ¿debo alegrarme?


La gran distribución ha entrado en una batalla de precios. Eroski, por motivo de su aniversario, rebaja algunos productos un 50 %. Carrefour, con su nueva promoción, llega al 80% en algunos productos. Mercadona quiere convertirse en líder en la cesta de la compra económica. LIDL intenta posicionarse con una percepción de mayor calidad con una gran campaña en televisión…
A la vista de esta guerra, lo primero que uno piensa es que el gran beneficiado es el consumidor. Pues bien, yo no lo tengo tan claro. Analicemos como funcionan las políticas de precios…
Cuando estudiamos en la Universidad o en el Master de turno sobre Marketing, el primer día ya nos hablan del Señor Koltler y de sus famosas P. El paso siguiente es estar una larga temporada con cada una de las P, y una de ellas es Price. Más tarde, cuando uno trabaja en el mundo real y deja de lado los perfiles académicos, se da cuenta que la mayoría de las empresas funciona de un modo mucho más sencillo. Costes fijos, más costes variables más beneficio me da el precio de cesión al que vendo mi producto. Luego, la distribución hace algo similar y fija el PVP final.
Bajo esta fórmula, lo más sencillo para reducir el precio al consumidor final es que ambas parten recorten su margen de beneficio, pero, normalmente esos márgenes son tan pequeños que apenas ofrecen un descenso significativo del precio. ¿Y ahora qué? Si queremos bajar los costes fijos, tenemos que tomar decisiones estratégicas (desinversiones, despidos, venta de activos, etc.) que llevan tiempo.. y precisamente ahora no tenemos tiempo.
¿Qué hacemos ahora? Pues recortamos el margen de uno de nuestros productos (e incluso lo vendemos a pérdida, pero que nadie se entere…) y se lo cargamos al beneficio de otro… ¡Ya está! No exactamente…eso suele ser pan para hoy y hambre para mañana…
¿Nos queda otra opción? Sí, la de comprar materias primas más económicas e intentar que el consumidor no se entere.. pero, el problema es que el consumidor termina enterándose. Una masa de hojaldre que no está igual de crujiente que antes, manzanas un poquito más pequeñas, la carne un poco más dura, el pescado algo menos fresco.. ¿Alguien ha notado algo de esto en su supermercado habitual?
Yo si, por eso que mi alegría no es tan grande cuando veo que los precios bajan..
David Martínez Roig